sábado, 18 de febrero de 2012

Los cuervos


SEGUNDO DÍA (15/02/2012)
EN la valla, en esta casa, en la parte trasera de esta casa, en la valla del jardín, pegada la valla a la puerta, un cuervo negro, de lado, con las patas ancladas, un cuervo negro, casi escondido, de pico oscilante, abierto para chillar, el cuervo chilla, el cuervo negro chilla, y dice, a su manera de cuervo, hola, bienvenida, me agacho, me incorporo, le miro, nos miramos, desciendo otra vez, busco la llave, un gato de cerámica, un gato feo, grotesco, demente, la llave fuera del gato, ahora en la cerradura, otra cerradura, un ruido muy pequeño, arriba, y abajo, la puerta abierta, queda todo atrás, el cuervo negro, los que sacan los ojos, amontonados como granos de café, cuervos en las ramas de los árboles, en las naves desocupadas, replicados en los cristales, sobre las ventanas de los rascacielos, azul acerado, gris plomizo, los rascacielos y el cielo, las nubes, las banderolas, la carretera, el puente, los cuervos cruzan las avenidas, coches de ida, y los coches de vuelta, antes de hoy no era nada, un tacón por las aceras, un sonido intermitente, contra los corredores, contra el viento de cara, contra el sol aplacado, contra los perros, contra los dueños de los perros, contra la ciudad, contra los hombres y las mujeres, contra los limpiacristales, contra el océano, el Pacífico, contra el Océano Pacífico, y el olor a salitre, y la mujer que mira al mar, el hombre que mira al mar, los cuervos en las ramas, graznidos, un zapato rojo, la ciudad, las calles, estamos llegando, nos hemos ido, estamos llegando los cuervos y yo, nos hemos ido.


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