sábado, 10 de marzo de 2012

Katie Malone, atiende


Viernes

Katie toma su descanso de todos los días a la misma hora. 11:50
A las 11:57 ha llegado a la cúpula del hall de entrada del Pacific Centre. Se sienta en uno de los laterales de la derecha. Abre su Tupper y saca con delicadeza un sandwich de pollo ahumado con tomate fresco y queso.
A su izquierda un hombre habla por teléfono.
Son las 11:59 cuando Katie da su primer bocado y el hombre dice exactamente las siguientes palabras en español:
“Es fácil robar esa casa, hazme caso. No hay perro y dejan la ventana del salón abierta”
Son las 12 a.m cuando Katie tose tres veces.
Una.
Dos.
Tres.
El señor de la izquierda la mira pero no dice nada. Ella, no mira pero se sabe mirada porque tiene muy desarrollada la visión periférica.
A las 12.01 el señor comenta lo siguiente:
(silencio)
A las 12:02 el señor dice esto:
“Vale, vale, no lo sabía, perro sí tienen, vale, pero se le puede encerrar en la cocina, ¿no?”
Katie quiere mirar sin ser vista. Se fija en el abrigo azul marino de paño. Es viejo. Arrugado. Se fija en el vaquero también azul desgastado. En las zapatillas de deporte negro, afortunadamente sin velcros, y en una cicatriz profunda en la zona de su oreja derecha.
Ahora el señor la está mirando a ella.
“Espera, me está mirando una tía como si me entendiera”
Son las 12:04 cuando Katie finge que saluda a alguien detrás del señor.

“Ah, no, no. Está todo bien”
A las 12.05 a Katie se le ha caído el tomate de su sandwich al suelo. 




1 comentario:

  1. La vida se te va a caer si sigues escuchando lo que no debes, querida.

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