TERCER DÍA (16/02/2012)
PASEO hacia Burrard Street y me encuentro con el centro
Sinclair hacia el lado de la calle Hastings.
Podría trabajar Katie en este
centro, en una de las tiendas de firma de este centro, y vestiría todos los
días como una divinidad reconvertida en ser humano: traje rojo Valentino, por
ejemplo, falda a media pierna estrecha, chaqueta entallada en el mismo color,
una camisa de seda, y zapatos negros de tacón alto y soberbio. Y se enamoraría
Katie perdidamente de un coreano, de Kuo Li, quien tuvo que entrar en la tienda cuando adivinó
la silueta de Katie desde la calle, a través del escaparate lleno de maniquies dispuestas a salir corriendo de la ciudad cuando deje de llover.
Kuo Li compraría entonces un pañuelo estampado en colores azules y marrones, un
vestido de la talla 38, un colgante dorado y un tocado como una diadema con dos
exquisitas plumas de un pájaro exótico. Pagaría todo con la diligencia extrema
de Corea, y después de haber sido atendido tan amablemente por la señorita
Katie Malone, después de haber pagado con su tarjeta American Express, después
de haber recogido las bolsas que por derecho propio ya eran suyas,
habría dicho: “Esto es para usted, señorita” Y Katie habría recibido entonces
las bolsas estupefacta, abriendo la boca, parpadeando varias veces seguidas,
tocándose la cintura en un gesto nervioso muy propio de ella, así varias veces hasta
poder decir “¿Cómo dice, caballero?” “Me gustaría poder invitarla esta noche a
la Ópera, Don Giovanni, no sé si a usted le gusta la Ópera pero me encantaría
que aceptara y se pusiera su vestido nuevo”
Katie Malone, en ese punto, se habría desvanecido ya
convirtiéndose en una de esas plumas de pájaro exótico guardada en la caja
de regalo a la que ligeramente mira como preguntándose si ha entendido bien la
propuesta del señor coreano. Luego, la lluvia. Y luego, la risa nerviosa y la
tos sorda. Después de la lluvia y la risa, totum
revolutum y esperar a que pase
algún vendaval desde la vecina Corea.
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Lo que ve el señor Kuo Li cuando va a cruzar la calle |
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Lo que ve el señor Kuo Li cuando cruza la calle y sigue caminando |
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Lo que ve el señor Kuo Li cuando mira hacia su derecha, hacia el camino recorrido |
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El señor Kuo Li sigue caminando y llega al Sinclair Centre |
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Katie está detrás de ese maniquí, detrás de ese decorado, detrás de todo lo que se puede ver en la foto |
Pero que final es este? totum revolutum? joder, qué es eso? Haber si me vas a dar trabajo, esta bien, lo miraré, sí , lo tendré que mirar, imaginármelo también puedo , claro.
ResponderEliminarqueremos que nos cuentes más! hubo sexo después? Perdón por romper la magia, pero ya sabes, soy Cati...
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